La salud del suelo pélvico es un tema cada vez más relevante en la fisioterapia, y con justa razón. Sin embargo, muchas veces la atención se centra únicamente en ejercicios específicos como los de Kegel, dejando de lado un aspecto crucial: la respiración.
La importancia de la respiración en el suelo pélvico
La respiración juega un papel fundamental en el funcionamiento del suelo pélvico. Durante la inhalación, el diafragma, músculo clave de la respiración, se desciende creando un ligero vacío abdominal. Este descenso puede generar una presión negativa sobre el suelo pélvico, afectando su tono y estabilidad. Al exhalar, el diafragma se eleva, ejerciendo una presión positiva que ayuda a sostener los órganos pélvicos.
Una respiración disfuncional, ya sea superficial, torácica o jadeante, puede alterar esta presión natural. La respiración superficial, por ejemplo, mantiene el diafragma en una posición alta y tensa, lo que puede contribuir a la hipertonicidad del suelo pélvico y generar molestias como dolor pélvico crónico o disfunción sexual.
Ejercicios de respiración
Incorporar ejercicios de respiración consciente a la rutina de trabajo del suelo pélvico ofrece diversos beneficios:
- Mejora la propiocepción: Al enfocarnos en la respiración, tomamos conciencia de los movimientos del diafragma y su impacto en el suelo pélvico.
- Disminuye la tensión: Una respiración profunda y lenta activa el sistema nervioso parasimpático, favoreciendo la relajación muscular, lo que es ideal para tratar la hipertonicidad.
- Aumenta la coordinación: Ejercicios que combinan la respiración con contracciones del suelo pélvico promueven una mejor coordinación entre estos músculos y el diafragma.
¿Cómo integrar la respiración en tu práctica?
- Comienza por ejercicios básicos de respiración diafragmática. Coloca una mano sobre el abdomen y otra sobre el pecho. Inhala lentamente por la nariz, sintiendo como se expande el abdomen (no el pecho). Exhala lentamente por la boca.
- Progresa a ejercicios que combinen la respiración con activaciones del suelo pélvico. Por ejemplo, inhala preparando la contracción y exhala contrayendo el suelo pélvico.
Recuerda, la respiración consciente es una herramienta poderosa para mejorar la salud del suelo pélvico. No lo subestimes e intégralo a tu plan de ejercicios para un trabajo más completo y efectivo.
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